Antes de crear tu comunidad, piensa en su propósito. ¿La usarás para coordinar proyectos sobre el terreno, ofrecer asistencia social directamente a las personas necesitadas, generar conciencia sobre un problema o para otra cosa? Tu propósito te ayudará a decidir qué miembros tienes que incluir en la comunidad y qué grupos añadirás. Puedes crear o añadir grupos de:
- voluntarios por áreas geográficas;
- voluntarios por conjuntos de aptitudes;
- voluntarios por proyectos o eventos;
- jefes de proyecto o coordinadores de voluntarios;
- nuevos voluntarios que necesitan recibir orientación;
- voluntarios que recopilan y comparten las mejores prácticas;
- voluntarios encargados de recopilar y compartir historias sobre el impacto del programa;
- beneficiarios organizados por necesidades o vulnerabilidades;
- beneficiarios organizados por áreas geográficas;
- donantes por proyectos o áreas de interés.
Definir claramente el propósito de la comunidad ayudará a tu equipo de administradores y a los miembros a comprender por qué se añaden algunos grupos y otros no. Por ejemplo, si una parte de tu propósito es repartir comida a familias de bajos ingresos, puede que decidas crear o añadir grupos implicados en la preparación y la distribución de alimentos, e incluso un grupo de voluntarios dedicado a orientar a los nuevos miembros. Por otra parte, no invitarías a un grupo de voluntarios conectados por un interés social común.